Historia

La iglesia de San Gonzalo puede considerarse la auténtica alma del Barrio León, el «ensanche» de Triana hasta el Charco de la Pava. De hecho, la parroquia se construyó en paralelo a esta popular barriada, entre 1938 y 1942, para atender la demanda espiritual de esta nueva zona de la Sevilla de posguerra plagada de viviendas humildes. La edificación tanto de la parroquia como de la propia barriada fue impulsada por el gobernador militar de Sevilla, de cuyo santo patrón toma el nombre el templo, de hecho. Concretamente, la iglesia está dedicada a San Gonzalo de Amarante, portugués ermitaño y dominico del siglo XIII, personalidad de gran influencia en su época y famoso por sus milagros cuya festividad se celebra el 10 de enero.

Inicialmente, eso sí, el templo trianero, una vez elevado a parroquia, fue encomendado a la Congregación de la Misión, también llamada de los Paúles, de la familia Vicenciana y fundada por San Vicente de Paúl. La primera piedra se colocó el 29 de junio del año 1938, sin que la Guerra Civil aún hubiera concluido, actuando de madrina Genoveva Martí Tovar, la esposa de Queipo de Llano. El 26 de abril de 1942 se instituyó por un decreto del cardenal Pedro Segura y Sáenz la nueva parroquia de San Gonzalo, lo que supuso que separase su jurisdicción de las de las otras dos parroquias trianeras, las de Santa Ana y la de Nuestra Señora de la O. Unas semanas después, el 12 de junio de ese año 1942, se abrió al culto oficialmente el templo, que tuvo como hito lamentable el de abril de 1977, cuando un incendio en el monumento de Semana Santa que se había instalado en el interior afectó a varias imágenes y a un retablo completo.

Como tantos otros de esa época, se trata de un edificio neoclásico de construcción sencilla y hasta humilde, de acuerdo con la propia idiosincrasia de la zona. Encabeza una plazoleta central del Barrio León. De su exterior destaca la fachada con portada neoclásica de frontón partido con una imagen de San Gonzalo, rematando el conjunto una espadaña de estilo sevillano con tres campanas. A ambos lados, resaltan sendos azulejos escenas de la vida del santo al que se dedica el templo, la aparición de la Virgen y el milagro de la construcción del puente sobre el río Támega.

Esa sencillez exterior se mantiene en el interior de la iglesia, con planta de cruz latina y dos naves laterales por las que se accede al crucero, y con tribuna elevada sobre el cancel. Toda esa humildad queda complementada con un llamativo zócalo de azulejería típica de Triana a lo largo de todo el interior, con escenas religiosas representativas de la historia del santo al que se dedica la parroquia y de la propia ciudad, así como de la Congregación de la Misión y de devociones particulares de algunos donantes. En al altar mayor de esa iglesia se encuentran en el retablo neoclásico las imágenes de la Virgen Milagrosa y de San Gonzalo. En el sagrario, por su lado, se encuentran las imágenes titulares de la hermandad que centra buena parte de la existencia de esta parroquia: Jesús ante Caifás, Nuestra Señora de la Salud y San Juan Evangelista, titulares de la hermandad de penitencia de San Gonzalo. Jesús en su Soberano Poder fue ejecutado en 1976 por el imaginero Luis Ortega Bru, quien también realizó un año después a la Virgen de la Salud para sustituir a una imagen anterior de Rafael Lafarque tras el incendio en 1977. También es obra de Bru la imagen de San Juan Evangelista, que no acompaña a la Dolorosa en la procesión de la Semana Santa.

La iglesia es sede de la hermandad del Lunes Santo, que es la gran protagonista de la misma y de la vida religiosa del barrio, aunque también lo es de la Hermandad del Rosario del Barrio León, que posee una de las capillas del templo y procesiona en octubre. En la parroquia también se rinde culto a las devociones de la Asociación Familia Vicenciana, especialmente a la Virgen de la Medalla Milagrosa y a San Vicente de Paúl. La Hermandad de San Gonzalo, con una creciente devoción en Triana y en toda Sevilla, es, con todo, el alma máter de este templo. Su entorno es un estallido de gente entre los típicos naranjos tanto a la salida del templo a primera hora de la tarde de cada Lunes Santo como al regreso al barrio, ya bien entrada la madrugada. Es una de las corporaciones que más nazarenos y formando una estampa bellísima en la calle Reyes Católicos, el puente de Isabel II, la plaza del Altozano y San Jacinto cuando se observa la interminable hilera de capirotes blancos precediendo al Señor del Soberano Poder y la Virgen de la Salud.

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